jueves, 31 de mayo de 2018

Probamos la KTM 790 Duke: 105 CV de frenesí bicilíndrico y una electrónica sin competencia

Este 2018 han llegado motos muy interesantes al mercado, pero si hay una que teníamos unas ganas especiales de probar era sin duda la KTM 790 Duke. Después de que la KTM 1290 Super Duke R nos rompiera todos los esquemas, estábamos deseando ver cómo este ADN se iba a materializar en una nueva naked media bicilíndrica.
El resultado es el de una moto extremadamente ágil con un motor sorprendente, una estética sumamente personal y una electrónica de primerísimo nivel. La 790 Duke ha venido para quedarse y es algo que nos alegra profundamente, porque después de probarla basta una mirada para que te saque una sonrisa.

KTM 790 Duke: Genética Kiska

Ktm 790 Duke 2018 Prueba 036
Igual sobra decirlo, pero la genética Duke está muy presente en la KTM 790 Duke ya que el mismo estudio de diseño Kiska ha sido el responsable de su gestación. El estilo que estrenó la descomunal KTM 1290 Super Duke Rse refleja de forma muy intensa en la última integrante de la familia, aunque con algunas salvedades.
El faro delantero es la gran seña de identidad de la familia; lo comparten todos los modelos desde las pequeñas 125 y 390 hasta la 1290. La óptica compuesta por LED y partida a la mitad queda volada por delante de la horquilla y su aspecto es como el de una especie de insecto espacial que quiere atacar.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 004
El diseño de la KTM 790 Duke es tan personal que puede no resultar del agrado de todos, pero sin duda es un punto diferenciador entre las motos naked medias
El depósito de combustible también aporta su granito de arena a la ferocidad del conjunto. Sus líneas angulosas se reparten de manera exagerada desde un tanque muy alto y estrecho en su parte superior que se prolonga hacia el eje delantero por los laterales del radiador de forma puntiaguda. Cuidado al acercarte a ella.
Siguiendo hacia la parte trasera encontramos las mayores diferencias con respecto a su hermana mayor. En este caso el subchasis está realizado en una pieza de fundición de aluminio que queda a la vista sobre el que se monta un asiento de dos piezas.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 005
Justo por debajo tenemos el escape de salida única y elevada, una pieza poco convencional realizada en acero inoxidable con formas cónicas y aplanadas, bastante voluminoso y quizá la parte menos agraciada del conjunto. Un saludo para Akrapovic, que ya se encargan ellos de solucionarlo.
Rematando el conjunto tenemos un laaargo portamatrículas con el piloto trasero incorporado y los intermitentes que nace de un colín acabado en redondo, un tanto extraño, que rompe las líneas angulosas del resto de la moto. Por debajo, pegado al suelo, un largo basculante convencional con los refuerzos a la vista nos deja con las ganas de monobrazo.

El motor LC8c es un bicilíncrico con 105 CV sorprendentes

Ktm 790 Duke 2018 Prueba 025
Echamos la pierna por encima de la KTM 790 Duke porque tenemos unas ganas tremendas de saber de lo que han sido capaces en Austria y la primera sensación es la de un asiento alto, colocado a 825 mm del suelo, amplio y un tanto duro. Por suerte la estrechez del conjunto en la zona de las piernas es fantástica y nos facilitará llegar al suelo con ambos pies.
Giramos el contacto situado en la parte delantera del depósito y el cuadro de mandos digital nos saluda con el ya tradicional "Ready to Race" de KTM. Porque sí, esta máquina hereda uno de los mejores secretos de KTM en los últimos años: la electrónica de la 1290 Super Duke R.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 014
Es difícil, pero KTM se ha sacado de la manga un motor de 105 CV casi con el tacto y las sensaciones de un bicilíndrico en uve de litro
Al arrancar, el nuevo motor LC8c estrenado por primera vez en la 790 Duke cobra vida con un sonido ronco pero no demasiado contundente. Es un bicilíndrico en paralelo de nueva factura con una cilindrada de 799 centímetros cúbicos y una cifras sobre prometedoras sobre el papel con 105 CV de potencia máxima y 87 Nm de par motor.
Nos disponemos a engranar primera y el embrague hidráulico PASC con funcionamiento asistido y actuación anti-rebote tiene un tacto suave y muy dosificable; por su parte la palanca de cambios tiene un recorrido corto y contundente. Pero lo mejor está por venir.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 030
Comenzamos a rodar con tranquilidad durante los primeros metros y es fácil empezar a notar las particularidades que el estudio Kiska ha introducido en la familia Duke. La posición de conducción al principio es un tanto extraña puesto que las manos quedan adelantadas y bajas, mientras que las estriberas están un poco retrasadas y bastante elevadas. Puedes manetenerte erguido, pero lo que la 790 Duke quiere es que te eches hacia delante, quiere guerra.
Aún no es momento de desmelenarse porque todavía nos estamos conociendo. La 790 Duke cuenta como mandan los cánones con acelerador electrónico y cuatro modos de conducción (Rain, Street, Sport y Track). En todos la potencia máxima es la misma, los 105 CV, pero su entrega de potencia es notablemente distinta especialmente en aperturas parciales del acelerador, además de mayor o menor intrusión del ABS, del freno motor y del control de tracción.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 033
El modo Rain es el más apropiado para empezar a rodar con la KTM 790 Duke, pero las ganas nos pueden y pronto, en cuanto tenemos un poco de terreno libre por delante, pasamos al modo Sport. El comportamiento del motos a las demandas del puño derecho cambia radicalmente y sus reacciones se vuelven enérgicas.
La entrega del propulsor es fantástica y si bien por debajo de 3.000 revoluciones no es especialmente suave, a partir de las 4.000 se despierta el par motor y estira como un demonio más allá de las 9.000 rpm. Su entrega es realmente enérgica y sorprendente, además de contar con un tacto excitante que pocas motos en torno a los 100 CV ofrecen.

El poder de una electrónica bien calibrada

Ktm 790 Duke 2018 Prueba 022
Ninguna naked media cuenta con un apartado electrónico tan completo, sofisticado y bien ejecutado como el de la KTM 790 Duke
Porque, sí, 105 CV pueden parecerte pocos quizá, pero no lo son y menos en una moto de sólo 169 kg en seco. Abrir gas a la salida de las curvas y explorar la capacidad de aceleración del bicilíndrico con una electrónica muy bien puesta a punto se vuelve adictivo, más aún cuando nos olvidamos del embrague y tanto subimos como bajamos marchas a golpe de quickshifter.
Sin duda la electrónica de la KTM 790 Duke es uno de sus puntos fuertes y es que los cambios de marchas sin usar la maneta izquierda entran con una suavidad y precisión proverbial. El ABS con antibloqueo en curva, el control de tracción, el anti-wheelie... Todo hace su trabajo pasando totalmente desapercibido y permitiendo más de lo que podrías imaginar para conseguir un conjunto realmente divertido.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 017
Otras habilidades de la KTM 790 Duke son que por ejemplo a través de sus menús podemos encontrar un launch control que te pone los pelos de punta, ABS con función Supermoto que desconecta el ABS de la rueda trasera y el modo Track.
Este último modo de conducción hay que conectarlo desde un menú propio porque está especialmente diseñado para conducir en circuito. Nos permitirá ajustar las asistencias de conducción al mínimo y regular el control de tracción hasta en nueve posiciones (0-9) sobre la marcha a golpe de botón subir/bajar. Además la respuesta del acelerador es aún más bestia y no filtra, regalándote una bonita patada en el culo a la salida de cada curva.

Posición y suspensiones atípicas con mucha personalidad

Ktm 790 Duke 2018 Prueba 027
La KTM 790 Duke es una moto muy particular. Su estilo es tan personal que hasta te sientes raro cuando quieres explorar por primera vez sus bondades. Tanto la postura de conducción como la geometría son atípicas y hay que acostumbrarse a ellas.
Sentados en una posición alta y echados hacia delante, a la hora de entrar en curva el comportamiento del tren delantero es felino. Tiene una capacidad exagerada para tirarse hacia el interior de las curvas, casi como si estuviera ansiosa por entrar al ápice, pero haciendo al mismo tiempo gala de una gran estabilidad.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 013
No hay movimientos raros de la dirección salvo que dudemos con el gas y empecemos a variar el peso cargado sobre la rueda delantera. Aún así, el amortiguador de dirección que trae de serie se encargará de filtrar las reacciones, sobre todo cuando llega la hora de estrujar el puño derecho.
La KTM 790 Duke es tan personal que hasta sus geometrías, suspensiones y posición están pensadas de una forma diferente al resto de motos. ¿Peor? No, diferente.
Otra de las claves del buen comportamiento de la KTM 790 Duke es su tren trasero. El neumático de 180 mm de ancho se mantiene atornillado al asfalto y apenas requiere la intervención del control de tracción porque equipa un basculante muy, muy largo que favorece el agarre y la estabilidad. Donde sí pondríamos algún pero es en los neumáticos Maxxis Supermaxx montados.
Los frenos hacen un gran trabajo. La marca española JJuan provee material para equipar a la Duke intermedia y el tacto conseguido es excelente. La bomba radial manda presión suficiente con un solo dedo pero al mismo tiempo es dosificable y suave, no es de esas bombas de freno duras con tacto de carreras.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 003
Las suspensiones firmadas WP trabajan bien, aunque tienen algún punto criticable. En entornos urbanos, ciudad y carreteras a ritmo tranquilo, la horquilla delantera tiene un funcionamiento bastante confortable. Cuando apretamos el ritmo y empezamos a frenar fuerte nos encontramos quizá demasiada transferencia de pesos hacia delante, un punto que se exagera al carecer de regulación.
Manteniendo comprimida la horquilla en conducción rápida sí es verdad que trabaja de forma correcta y no fuerza movimientos de dirección, pero igual un poco menos de recorrido (140 mm) ayudaría a contener las transferencias de peso. El amortiguador trasero sin bieletas cumple con su función, aunque resulta un tanto seco de reacciones.

KTM 790 Duke: Posiblemente la naked media más gamberra

Ktm 790 Duke 2018 Prueba 001
Pese a que el depósito sólo cubica 14 litros de combustible, lo cierto es que el consumo está bien logrado. Con un lleno hemos logrado hacer casi 250 km ya con la reserva bien entrada. Por suerte el indicador es bastante preciso y la autonomía disponible en el cuadro de mandos digital no miente.
Por precio, la KTM 790 Duke está dispuesta a poner las cosas muy difíciles a sus competidoras. Tanto por su estética personal como por su comportamiento, el motor rabioso y la electrónica de primer nivel, es complicado encontrar una rival directa para esta moto y es que se queda por debajo de la barrera de los 10.000 euros: 9.689 euros.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 008
El segmento de las naked medias cada vez está más competido, y la 790 Duke ha llegado con la sana intención de agitar el avispero.
Dentro de las bicilíndricas la única que podría acercarse a la KTM sería la Ducati Monster 821, una moto también bien equipada a nivel electrónico aunque y con un tacto deportivo, aunque en ambos casos no tanto como el de la austriaca y más cara (entre 10.990 para la versión Dark y 11.790 para la decoración en amarillo).
Quizá su mejor rival sería la Triumph Street Triple que está disponible desde 8.700 euros para la versión A2, pero para equiparar el nivel electrónico habría que irse a la Street Triple RS que probamos hace unos meses, con un motor claramente superior en la zona alta y cuyo precio parte de los 10.950 euros.
Ktm 790 Duke 2018 Prueba 020
Como de costumbre el catálogo de accesorios de KTM Power Parts es inmenso; esta unidad contaba con algunos protectores y tapas en aluminio anodizado naranja. Quizá, lo más interesante también sea la opción de que la KTM 790 Duke es limitable para el carnet A2 con una versión de potencia recortada a 95 CV por 9.386 euros. No se nos ocurre otra moto más cachonda con la que introducirse en el mundo de las motos grandes. ¿Para qué ibas a querer más?
    

martes, 29 de mayo de 2018

Comparativa pasional: ¿Mazda MX-5 o moto? (con vídeo)

Cada vez es más complicado disfrutar de nuestros vehículos por carreteras abiertas al tráfico. Por un lado, porque los deportivos de hoy en día son tan eficaces en curva que, para disfrutar y acercarse tímidamente a sus límites hay que alcanzar velocidades muy altas; y por otro, porque es fácil encontrarte con un helicóptero o un trípode que está ahí para velar por tu seguridad. A eso hay que añadir que cada vez son menos los deportivos de verdad a precio asequible.
El caso es que, por fortuna, todavía quedan algunos vehículos de precio relativamente asequible con los que pasarlo bien en carreteras secundarias sin necesidad de ir a ritmos de retirada del carnet de conducir. Sí, son pocos, pero alguno queda. El caso es que, como hemos comprobado durante estos días, podemos obtener ese placer tanto en cuatro ruedas como en dos, probando un Mazda MX-5 y una BMW R nineT Racer. ¿Qué os parecen?
Antes de nada, quiero dejar claro que no se trata de una comparativa prestacional entre dos modelos concretos, sino más bien de una comparativa de sensaciones, ventajas e inconvenientes que nos ofrece un coche deportivo y descapotable, como el Mazda MX-5, en comparación con una motocicleta, como la BMW R nineT Racer. Pero repito, no queremos centrarnos concretamente en los modelos que nos acompañan, sino en los conceptos.

¿Coche o moto?

Hablamos de dos formas de sentir la carretera y de disfrutarla al máximo sin tener que recurrir a vehículos muy potentes o, directamente, a alquilar unas tandas en circuito. Si hoy en día tuviera que comprar un coche pasional, deportivo, divertido y con un precio de adquisición y mantenimiento aceptables, apostaría claramente por un concepto como el del Mazda MX-5. Y es que, por algo es el roadster más vendido del planeta. Eso sí, por gustos, no optaría por el techo duro retráctil (MX-5 RF), sino por el de lona, la variante SF.
De todos modos, y como dicen los moteros, ningún coche es capaz de transmitirte esas sensaciones tan puras que sientes al rodar en moto. Más adelante veremos si podemos confiar rotundamente en esa afirmación, pero por el momento te puedo asegurar que la relación precio y diversión, o precio y sensaciones, como lo quieras llamar, claramente cae en favor de la moto. Mientras que por un MX-5 tienes que pagar unos 25.000 euros de partida, una moto cercana a los 100 CV que ya ofrezca mucha diversión cuesta aproximadamente un tercio de esa cuantía.

Sensaciones de un coche deportivo

Debo reconocer que me encanta y soy fiel defensor del concepto del Mazda MX-5. Se trata de un coche muy ligero, de dimensiones contenidas, con una mecánica no demasiado potente que envía su energía al tren trasero, una dirección muy directa y un cambio manual de desarrollos corto. Además, no recurre a grandes neumáticos ni tampoco a un tarado demasiado rígido de las suspensiones.
Esta receta es un éxito seguro, y así se lleva viendo en cuatro generaciones. Al ser ligero no es necesario optar por un motor muy potente que aumente notablemente el coste de producción y el consumo de combustible; y, además, se maneja con agilidad en zonas reviradas. Si no le dotas de una suspensión muy rígida y unos neumáticos muy anchos es cierto que pierdes velocidad de paso por curva, pero el conductor gana en diversión y, al límite, es mucho más sencillo de controlar. Por supuesto, también lo hace más cómodo en el día a día.
Si lo que se busca es disfrutar a ritmos relativamente tranquilos y por carreteras secundarias, sin buscar la máxima efectividad o luchar contra el crono, el Mazda MX-5 o un coche de concepto muy similar te será más que suficiente. En él, sientes como apoya en las curvas, como engranan las marchas, el trabajo de la dirección, los límites de adherencia… Todo. Por el contrario, si buscas tiempos en circuito, es más que probable que el Miata te decepcione, pues no es su objetivo.
Para rematar, la posibilidad de plegar el techo y viajar a cielo abierto es un plus muy a tener en cuenta. En un coche de estas características y con su comportamiento, tener la ventaja de descapotarlo cuando el clima lo permita es algo muy especial. Además de sentir el viento y los rayos de sol, notas mejor la humedad de la montaña, los aromas y la brisa. Sin duda, es una experiencia más que recomendable y algo que te convencerá.

Sensaciones de una moto

¿Y qué hay de las motos? Bueno, en este sentido, y siempre bajo mi punto de vista -el tuyo puede ser muy diferente-, creo que cualquier moto, con una potencia de entre 80 y 120 CV y que no sea ni un scooter ni una superdeportiva, será capaz de hacernos disfrutar al manillar por una carretera de montaña. También podremos hacerlo con menos caballos, con 60, por ejemplo, pero la respuesta al abrir gas será menos excitante.
Pocos coches son capaces de igualar las sensaciones que te transmite una moto media a ritmo tranquilo. Es un placer distinto y, aunque un coche deportivo y descapotable y una moto busquen el mismo destino, para mí, el camino para llegar a él es más especial sobre dos ruedas.
En moto eres un auténtico jinete, pues con tu cuerpo ordenas y guías el punto por donde quieres que pase la rueda dependiendo de la inclinación. Todo ello se hace de una forma muy natural y fluida, con perfecta compenetración entre ambas partes. En la moto sientes más cada arruga del asfalto, percibes más a fondo el trabajo de las suspensiones y las transferencias de pesos, notas como el motor se enrabieta a medida que das gas y el cuentarrevoluciones se acerca a la zona alta… Es un feeling distinto, más emocional.
A esto hay que añadir que en una BMW R nineT Racer, o en cualquier otra moto similar, también percibes todas las sensaciones que hemos citado anteriormente con el Mazda MX-5; es decir, que el viento nos acaricie el cuello, sentir la humedad o el aroma de una carretera entre bosques. Por no hablar de la desconexión y el placer de libertad cuando sales a rodar sin un punto de destino fijo.

Ventajas e inconvenientes de un roadster

En las tres ventajas a destacar de un roadster como el Mazda que hoy nos acompaña respecto a una moto destacaría la mayor polivalencia, pues también puedes completar con él un viaje largo sin más problemas que el espacio de carga o utilizarlo como coche de diario para ir a trabajar, el confort por un tarado cómodo de suspensiones y el hecho de contar con aire acondicionado y calefacción.
En el apartado de inconvenientes, según mi forma de verlo, es que las sensaciones que transmite son muy buenas y de las mejores dentro de los coches, pero no llegan a igualar las que ofrece una moto. Por otro lado, con un roadster nos tragamos un atasco al igual que cualquier otro coche. También el mayor coste de adquisición respecto a una moto.

Ventajas e inconvenientes de una moto

Las ventajas que ofrece una moto en comparación con un pequeño coche descapotable, para mí, son las mayores sensaciones de conducción y libertad al rodar por carretera abierta, la mayor agilidad para circular entre un tráfico congestionado, lo que se traduce en un gran ahorro de tiempo, y la facilidad para estacionar en una gran ciudad.
En cuanto a los inconvenientes, sin duda alguna y el más destacable es la seguridad. Vale que las motos han evolucionado mucho en seguridad activa gracias al ABS y a controles electrónicos, como el de tracción, pero en caso de un golpe con otro vehículo o una salida de vía, las consecuencias son muy distintas. Siguiendo con más desventajas, pues obviamente la meteorología, y más en buena parte de la Península Ibérica, donde pasamos de tener mucho frío a un calor insoportable en apenas mes y medio y, para finalizar, la menor polivalencia de uso.

Conclusiones

Una moto, en la mayoría de casos, siempre se disfruta más cuando buscamos pasarlo bien, descargar adrenalina y obtener sensaciones puras de conducción. Sin embargo, la gran desventaja de la ínfima seguridad en caso de accidente hace que, al menos según mi forma de verlo, un roadster divertido como el Mazda MX-5 sea mejor opción. Eso sí, hay que tener en cuenta el mayor desembolso económico al inicio, es decir, en el momento de la compra del coche.
Ahora, solo nos queda saber tu opinión. ¿Prefieres un descapotable económico y de propulsión trasera o una moto? 
    

lunes, 28 de mayo de 2018

Hemos puesto a prueba la instrumentación digital de SEAT en un SEAT Ateca FR y es una compra muy recomendable

Hace unos días SEAT nos invitó a celebrar el 50 aniversario del SEAT 124 en un cumpleaños en el que no faltó una ruta con una de las novedades más recientes de la marca, por eso de ver como hemos cambiado en 50 años de historia automovilística. De este modo SEAT nos dejó un SEAT Ateca FR equipado con la instrumentación digital de la marca, el Digital Cockpit y tras probarla y tras ver lo que cuesta me parece una opción no fundamental pero sí de lo más interesante.

El Digital Cockpit de SEAT tiene un tamaño de 12.25 pulgadas

Audi fue la pionera en el grupo en presentarnos la instrumentación totalmente digital y personalizable, lo hizo con la llegada de la tercera generación del Audi TT. Tras Audi fue Volkswagen, luego la vimos en Skoda y ahora llega a SEAT dejándonos con la clara y completa interfaz que ya habíamos conocido en el resto de marcas del grupo.
Fácil de usar, con mucha información, con la agradable vista del navegador integrado en la instrumentación y esa dualidad que nos permite seguir usando el mencionado navegador mientras en la pantalla del sistema multimedia visionamos otra cosa, por ejemplo el reproductor de música mientras seleccionamos una canción, el “Virtual Cockpit” de SEAT cuenta con ciertos gráfico propios, destacando las franjas rojas que enmarcan parte de la información, apoyándose en una pantalla de 12.25 pulgadas.

Su precio es de unos 350 euros aunque forma parte del equipamiento de serie del SEAT Ateca FR Plus

Podemos configurar la información de las esferas, de la zona central de la pantalla, podemos “agrandar” los datos o el navegados mostrados entre las dos esferas… Y lo podemos hacer ya con el SEAT León y SEAT Ateca y próximamente con los SEAT IbizaSEAT Arona y SEAT Tarraco.
¿Su precio? El cuadro de mandos Digital Cockpit está disponible desde el acabado Style (queda fuera de configuración el acabado Reference) y tiene un precio de unos 350 euros (varia muy muy ligeramente en ciertas ocasiones). Además en el acabado FR Plus del SEAT Ateca es parte de la dotación de serie, algo que no ocurre en el SEAT León, donde es opcional.

Mucha información y una interfaz bien planteada, es una compra muy recomendable


Teniendo en cuenta el desembolso que supone y lo que ofrece me parece una opción a tener muy en cuenta, por lo vistoso que se torna el puesto de conducción, por la comodidad de uso, por la cantidad de información disponible…